lunes, 22 de enero de 2018

ELEGÍA PARA UN AMERICANO


"Las historias que nos contamos van cambiando, tienen agujeros. Tratamos de establecer los vínculos que juntan los trozos de la vida, una vida que necesariamente salta por encima de esos huecos. Siempre hay cosas que faltan. Toda historia que nos contamos es un intento de salvar esto". Siri Hustvedt
Una de las pocas novelas de Hustvedt que me faltaba por leer y, la verdad, el equivoco comienza en el título que la editorial española ha elegido, el titulo original responde mejor al discurrir del texto, The sorrows of an American. El segundo equívoco se produce con el protagonista que, teóricamente, es un trasunto del padre de la escritora, un americano de origen noruego; pero yo no lo he percibido como protagonista real de la novela. El tercer equívoco es intentar escribir como tu marido ( y mira que me fastidia decir esto) pero los paralelismos con Brooklyn Follies son tan evidentes que cabrean, eso sí, salvando las distancias porque Auster es excelso y Hustvedt corriente.
En fin, la muerte del padre como leit motiv y dos hermanos rebuscando en el pasado e intentando enfocar el futuro.
No me ha disgustado pero tampoco me ha conquistado.

Sinopsis (Ed. Anagrama)
Pocos días después del funeral del padre, Erik Davidsen y su hermana Inga encuentran entre los papeles del muerto una breve nota del año 1937 que alude a una tragedia, quizá un asesinato. Erik es psicoanalista, un hombre que escucha relatos. Inga es escritora, y en su último libro habla de los recuerdos que son vueltos a imaginar en palabras. A partir de entonces, los hermanos intentan reconstruir la historia de su familia de emigrantes noruegos. Pero Inga y Erik también deben enfrentarse a sus propios secretos y relatos. Erik se ha divorciado hace poco tiempo, y la soledad lo ha convertido en alguien que jamás imaginó ser. Inga, que estuvo casada con un escritor de culto, muerto cinco años antes, tiene que proteger a su hija, y protegerse a sí misma, del acoso de un vengativo periodista. O, como dice ella, tiene que reescribir su propia historia de principio a fin...

Elegía para un americano (fragmento)

Mi hermana decía que fue «la época de los secretos», pero con el tiempo he llegado a la conclusión de que lo importante de aquellos años no era lo que había sino lo que faltaba. En una ocasión una de mis pacientes dijo: «Tengo fantasmas que deambulan dentro de mí, pero no siempre hablan. A veces no tienen nada que decir.» Sarah solía entrecerrar los ojos o mantenerlos casi siempre cerrados porque temía que la luz la cegara. Creo que todos llevamos fantasmas dentro y que es preferible que hablen a que no lo hagan. Una vez muerto mi padre, ya no pude volver a conversar con él en persona, pero continué haciéndolo en mi mente. No dejaba de verlo en sueños ni de oír sus palabras. Sin embargo, lo que habría de mantenerme ocupado durante un largo período de mi vida fue lo que nunca nos dijo, lo que nunca nos contó. Al final resultó que él no era la única persona que guardaba secretos. Fue el seis de enero, cuatro días después de su entierro, cuando Inga y yo encontramos la carta en su estudio.

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