lunes, 22 de enero de 2018

CASI MUERTO


Tercera entrega de la serie de novelas protagonizadas por comisario de policía en el Departamento de Investigación Criminal de Brighton y Hove, Sussex, Inglaterra.

Y entre libro serio y libro serio, nada como un nuevo caso del inefable Roy Grace un comisario que acabará conquistando mi corazón....en esta ocasión esta más perdido que "un pulpo en un garaje " y es que en el amor y la vida, nada es lo que parece....
Ingenuo y arrebatador, Roy Grace, os lo recomiendo para un rato sin complicaciones.

Sinopsis (Ed. Roca)
Katie Bishop, esposa de un multimillonario hombre de negocios, aparece asesinada de un modo brutal en su lujosa casa de Brighton. Su marido, Brian, está en Londres por asuntos profesionales cuando se produce el crimen; sin embargo y a pesar de una coartada aparentemente sólida, poco a poco las sospechas se ciernen sobre él hasta convertirlo en el único sospechoso.

Poco después, otro terrible asesinato golpea su entorno, y de nuevo él es el principal sospechoso: parece culpable. Pero ¿es posible que un hombre esté en dos sitios a la vez?
Al frente de la investigación se coloca el comisario Roy Grace, cuyo instinto, desde un primer momento, le dirá que algo en la historia de los Bishop no encaja. Todas las pruebas -algunas de ellas parecen incontestables- señalan que Brian es el asesino que buscan..., pero los métodos de Grace siempre llegan más allá de las apariencias. Por otra parte, la investigación se verá alterada cuando el comisario reciba una llamada desde Múnich. En ella le informan de que acaban de ver a su mujer -desaparecida en extrañas circunstancias hace diez años- paseando por esa ciudad alemana.
Entre dos aguas, Roy Grace tendrá que decidir si aparcar sus sentimientos y centrarse en desentrañar el asesinato de Katie Bishop, así como en su actual vida, o si viajar a ese pasado, que casi ya no le pertenece, para perseguir el fantasma de su esposa.

Casi muerto (fragmento)

Capítulo 1
La oscuridad tardó en llegar, pero la espera mereció la pena. Además, el tiempo no suponía ningún problema para él. El tiempo —había acabado comprendiendo— era una de las pocas cosas en la vida que abunda cuando no se tiene mucho más. Era un rico de tiempo. Casi multimillonario.
Poco antes de la medianoche, la mujer a la que estaba siguiendo salió de la autopista y entró en el resplandor solitario del patio de una gasolinera BP.
Él detuvo la furgoneta robada en el desvío oscuro, tras centrarse en las luces de freno de su coche. ¡Rojo para el peligro, rojo para la suerte, rojo para el sexo! «El 71% de las víctimas de homicidio fueron asesinadas por alguien a quien conocían.» La estadística daba vueltas y vueltas en su cabeza, como la bola de una máquina del millón. Coleccionaba estadísticas, las guardaba cuidadosamente, como una ardilla las nueces, para alimentarse durante esa larga hibernación de la mente que sabía que llegaría algún día.
La pregunta era: ¿Cuántas víctimas de ese 71% sabían que iban a matarlas?
«¿Lo sabe usted, señora?»
Los faros de los vehículos pasaban a toda velocidad, la estela de un camión meció el pequeño Renault azul y provocó que las herramientas que llevaba detrás vibraran. Sólo había dos coches más en los surtidores: un monovolumen Toyota que estaba a punto de arrancar y un Jaguar grande. Su propietario, un hombre rollizo con un esmoquin que le sentaba muy mal, volvía de pagar en la ventanilla y se guardaba la cartera en el bolsillo. Había estacionado un camión cisterna de BP, y su conductor, vestido con un mono, desenrollaba una manguera larga,
preparándose para rellenar los depósitos de la gasolinera.

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