martes, 15 de agosto de 2017

SANGRE EN LA CALLE DEL TURCO


No tengo una gran afición a la llamada, mal llamada, "novela histórica" ya que la mayor parte de las veces me parece un refrito de datos al servicio de una historia, mas o menos buena, ideada por autores con escaso conocimiento de los hechos que relatan. Por eso me he llevado una agradable sorpresa con esta novela de José Calvo Poyato, escrita en la convulsa España que tras la Gloriosa, busca rey.
Los personajes son creíbles, bien dibujados, las situaciones se adaptan a la época en la que transcurren y, como propina, es entretenida, trepidante e ilustrativa de los males que, desde hace siglos, minan a una España en la que las clases dirigentes no han aprendido nada de nada de nada¡ Me ha gustado¡

Sangre en la Calle del Turco (fragmento)

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"Subí la empinada escalera con la esperanza de encontrar la punta del ovillo de aquel oscuro asunto. Estaba convencido de que allí obtendría los datos para la crónica que don Felipe Clavero, el director de La Iberia, me había encargado y convertir en realidad mis expectativas de conseguir un puesto en el diario donde estaba de meritorio desde hacía algo más de un año.
Don Felipe no había sido muy explícito en su encargo: se limitó a señalarme que buscara tema y le escribiera una crónica. La decisión de ocuparme de lo ocurrido dos días antes en la calle Carretas era de mi exclusiva responsabilidad. Con su voz grave y autoritaria, me había dicho en la Pecera —nombre que dábamos a su despacho los miembros de la redacción—:
«Besora, si es usted capaz de traerme una crónica que despierte el interés de nuestros lectores, tiene paga fija mensual, un plus por cada artículo que firme y los gastos que, debidamente justificados, sean necesarios para realizar su trabajo».
Si tenía éxito, pondría punto final a mis penurias. Con la magra asignación paterna, lo que a escondidas me enviaba tía Ernestina desde Reus, más lo que sacaba con mis gacetillas y sueltos, apenas tenía para cubrir gastos en Madrid. Mis progenitores, sobre todo mi madre, rechazaban mis pretensiones de hacer carrera literaria, lo consideraban simples fantasías. Cortarme el grifo había sido la forma de castigarme por abandonar el floreciente negocio familiar de fabricación de aceites y venirme a Madrid a probar fortuna en el mundo de las letras."

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