domingo, 20 de agosto de 2017

SACRIFICIO A MÓLEK


Quinta entrega de la serie protagonizada por Rebecka Martinsson.

De nuevo en la gélida y oscura Kiruna, de nuevo los problemas y obsesiones de la fiscal Rebecka Martinsson, sus vecinos y el pasado vuelven para atormentarla y, como siempre, no sé como se las arregla esta joven termina en el hospital....
Aunque se adivina parte de la trama desde el principio, el final es un tanto sorprendente.
Me ha gustado para dos tardes lluviosas, pero creo que Åsa Larsson debe seguir mejorando tramas y personajes.

Sacrificio a Mólek (fragmento)

"Estoy leyendo el Cuarto Libro del Levítico. Dios está furioso. Recita las leyes y los castigos que sufrirán los que no las sigan. Maldice y amenaza sin parar. En el capítulo veinte, bajo el título de «Sanciones», el Señor dice que el que entregue uno de sus hijos a Mólek morirá sin remedio, el pueblo lo lapidará. Dice Dios: «Volveré el rostro contra ese hombre y lo extirparé de su pueblo». Me pregunto cómo lo hará si ya ha sido lapidado. Dice también que si el pueblo cierra los ojos ante ese hombre que entregó uno de sus hijos a Mólek, toda su descendencia sufrirá la ira de Dios.
Leo un poco sobre Mólek. Parece ser un dios que puede otorgar riquezas, buenas cosechas y victoria en la guerra. ¿Qué dios no ha prometido precisamente eso? Se sacrificaba a niños. Había estatuas de Mólek, huecas, de cobre. Se hacía fuego dentro de la estatua, que se ponía al rojo vivo. Después se colocaba al niño en el regazo de Mólek.
Pensaba en todo esto cuando escribía este libro. Sacrificar a un niño por el éxito, para honrar este mundo.
¿Cómo puede ladrar un perro de ese modo? Samuel Johansson nunca había oído ladrar así.
Está en la cocina preparándose un bocadillo. Su elkhound está atado a una correa elástica en el jardín. Todo estaba tranquilo hasta que el perro empezó a ladrar. Al principio de forma penetrante y malhumorada.
¿A qué le ladra? Seguro que no es ninguna ardilla. Reconoce el ladrido a las ardillas. Tampoco es un alce. El ladrido a los alces es más sordo y constante.
Después ocurre algo. El perro chilla.
Aúlla como si se hubieran abierto las puertas del infierno. Es un sonido que despierta un miedo frío en Samuel Johansson.
Entonces se hace un silencio absoluto.
Samuel sale corriendo afuera. Sin chaqueta, sin zapatos. Sin un pensamiento claro."

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