miércoles, 16 de agosto de 2017

NORTE Y SUR


RESEÑADO POR LOS RELATOS DE PATRI para LIBROS
1 de Febrero de 2013

He terminado "Norte y Sur" de Elizabeth Gaskell.
Había visto ya la serie de la BBC que es muy buena, así que decidí empezar a leer a esta autora y empecé por este título, que no va a ser el último desde luego. Me ha gustado mucho.
En cierto modo recuerda a Jane Austen, aunque por lo menos en este título hace una radiografía de la sociedad mucho más profunda que ella.
En "Norte y Sur" Elizabeth Gaskell, nos cuenta la historia de Margaret, una muchacha hija de un clérigo que vive en una región del sur de Inglaterra, y que aunque su familia  no tiene grandes medios ha pasado una gran parte de su vida en Londres con una tía suya que tiene dinero y buena posición. Pero la vida de Margaret cambia drásticamente cuando su familia y ella se trasladan a Milton, una ciudad industrial del Norte de Inglaterra, que al principio desprecia, tanto su modo de vida como su gente. Pero, Margaret madura mucho con este cambio de vida, por todo lo que aprende de las gentes de Milton y porque se verá acechada varias veces por la desgracia.
En esta novela podemos ver claramente los conflictos entre patronos y obreros, el funcionamiento de los sindicatos y las huelgas en aquella época. Tiene personajes memorables como la propia Margaret, el señor Thorton o el señor Higgins.
Una bonita historia de amor en un marco histórico y social muy bien detallado. La recomiendo.

Norte y sur (fragmento)
" El señor Thornton conocía la casa. Había visto el anuncio y había ido a verla, atendiendo así la petición del señor Bell de que ayudara al señor Hale cuanto pudiera: y movido también por interés personal en el caso de un clérigo que había renunciado a su beneficio en circunstancias como las del señor Hale. La casa de Crampton le había parecido perfecta. Pero al ver a Margaret, su desenvoltura y su porte distinguido, se avergonzó un poco de haber dado por sentado que estaba muy bien para los Hale, a pesar de cierta vulgaridad que le había llamado la atención cuando fue a echarle un vistazo.
Margaret no podía evitar su belleza; pero su desenvoltura, su rotunda barbilla saliente, la manera de erguir la cabeza, sus movimientos y cierto aire de desafío femenino daban siempre a los desconocidos una impresión de altivez. En aquel momento estaba cansada y hubiera preferido guardar silencio y descansar como le había dicho su padre; pero tenía la obligación de comportarse como una dama, por supuesto, y hablar con cortesía de vez en cuando con aquel desconocido; no demasiado pulido, ni demasiado refinado tras su duro encuentro con las calles y las muchedumbres de Milton, había que reconocerlo. Ella deseaba que hiciera lo que había comentado y que se marchara, en vez de quedarse allí sentado respondiendo con frases breves a sus comentarios. Se había quitado el chal y lo había dejado en el respaldo de su silla. Se sentó frente a él de cara a la luz. Él contempló toda su belleza: su cuello flexible y blanco, bien formado, que surgía de la figura plena pero ágil; sus labios, que movía tan levemente cuando hablaba, sin quebrar la fría expresión serena de su rostro con ninguna variación del precioso contorno altivo; sus ojos, con una suave melancolía, que se encontraban con los suyos con serena libertad femenina. Casi se dijo que no le caía simpática antes de que su conversación concluyera. Intentaba resarcirse así de la sensación mortificante de que mientras él la miraba con admiración incontenible, ella le miraba a él con altiva indiferencia, tomándolo, en su opinión, por lo que era, se dijo irritado: un tipo muy tosco sin gracia ni refinamiento de ningún género. Tomó por desdén la actitud de frialdad serena de la joven, y le ofendió en lo más hondo hasta el punto de que tuvo que contenerse para no levantarse y marcharse y no volver a tener nada que ver con aquellos Hale y su altanería.
Cuando Margaret había agotado el último tema de conversación (si bien no podía llamarse conversación lo que consistía en tan pocos y tan breves parlamentos), llegó su padre y restableció su nombre y familia en la buena opinión del señor Thornton con afable cortesía caballerosa. "

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