domingo, 20 de agosto de 2017

LAS CENAS DEL CLUB DE LOS SÁBADOS


Sólo les voy a decir una cosa acerca de esta novela, si la ven, huyan¡¡¡¡¡

Sinopsis (Ed. Alevosía)
Tres años antes, el mundo de Eve se derrumbó cuando el hombre de su vida, Ethan, la abandonó de un día para otro sin dar la más mínima explicación. Sin embargo ahora, a punto de entrar en la treintena, parece que está a punto de alcanzar de nuevo la felicidad completa: tiene el ilusionante proyecto de crear su propio negocio, un café en el barrio de moda de Londres en el que servirá sus deliciosas tartas caseras, y un novio encantador, Joe, que la convence de participar en «El Club de las Cenas de los Sábados», el popular concurso que organiza el periódico donde él colabora y que cada semana premia al mejor cocinero y anfitrión de una cena completa. Quizás así consiga algo de financiación extra y de publicidad gratuita para su café. Eve será la primera concursante en recibir a los invitados, y la sorpresa será mayúscula...

Si alguna duda les "corroe", lean el inicio de la novela....sin palabras:

Las cenas del Club de los Sábados (fragmento)

1"La vida tiene la rara habilidad de plantarte delante, justo cuando menos te lo esperas, tus problemas sin resolver más escabrosos. Todo el mundo lo sabe; yo, la primera. Es una ley no escrita que precisamente cuando todo te sonríe, la vida te da un palo que te deja doblado. Aun así, cuando abrí la puerta para recibir a los invitados a la cena aquella bochornosa noche de sábado de principios de junio, no esperaba en absoluto ver allí de pie en toda su estatura a mi problema escabroso sin resolver de un metro ochenta y cinco, con una botella de Chablis perlada de humedad y un ramo de amapolas coloradas en las manos.
–¡Dios mío! –exclamó estupefacto, echándose hacia atrás y tropezando con la ensortijada glicinia de flores malvas que colgaba del enrejado–. ¿Eve?
Se me cortó la respiración. No daba crédito a lo que veía. Parpadeé. Se me abrió la boca. Era mi ex, Ethan Miller. Nos miramos de arriba a abajo. Ethan soltó una risita ahogada mientras yo contenía el repentino impulso de echarme a llorar. No se me ocurría qué decir. Me quedé mirándolo boquiabierta, olvidándome de respirar.
No era para menos. Hacía tres años que Ethan se había largado repentinamente sin avisar, desapareciendo de mi vida como una estrella fugaz se desvanece en el cielo nocturno. De pronto lo tenía delante, y fue como si las manecillas del reloj giraran velozmente en sentido contrario, rebobinando todos aquellos días, semanas, meses y años desde que Ethan se había ido. Me recobré y traté de cerrar la puerta, pero Ethan encajó en el hueco su zapato Patrick Cox del número cuarenta y seis. Debo reconocer que no opuse mucha resistencia. Respiré hondo y dejé que la puerta se abriera sin soltar el tirador, agarrándome a él con tanta fuerza que los nudillos se me pusieron blancos.
–¡Santo Dios! –dijo Ethan, con los ojos redondos como platos–. No me lo puedo creer. Han pasado casi tres años."

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