domingo, 20 de agosto de 2017

1222


Novena entrega de la serie protagonizada por Hanne Wilhelmsen.

En un ambiente opresivo, gélido y tormentoso, vuelve la ex-subinspectora Hanne Wilhelmsen tan lúcida como en sus mejores tiempos.
Novela diferente en un hotel de montaña 1222 m sobre el nivel del mar y dividida en capítulos titulados según la escala Beaufort., el viento sopla dentro y fuera.
En estos días lluviosos de vacaciones he disfrutado de nuevo con una novela de Anne Holt.

1222 (fragmento)

1

Como el maquinista fue el único que murió, no se puede hablar de catástrofe. Cuando debido a un fenómeno meteorológico que sigo sin entender del todo el tren descarriló y no entró como debía en el túnel de Finsenut, había 269 personas a bordo. Un maquinista muerto constituye solo un 0,37 por ciento del número total del grupo. Teniendo en cuenta las circunstancias, fuimos muy afortunados. Aunque en el choque hubo muchos heridos, la mayoría fueron leves: piernas o brazos rotos, traumatismos craneales, arañazos, magulladuras y pequeños cortes, claro; apenas hubo una persona en el tren que no quedara físicamente marcada por el choque. Pero, como ya he señalado, solo una víctima mortal. Y sin embargo, por los gritos que atravesaron el tren en los minutos siguientes al accidente, podía parecer que se trataba de una gran catástrofe.
Permanecí mucho rato sin hablar con nadie. Estaba convencida de que era una de los pocos supervivientes, y además tenía en los brazos un bebé desconocido. Me llegó por los aires desde atrás cuando ocurrió el choque, me rozó el hombro y dio contra la pared que había justo delante de mi silla de ruedas, antes de aterrizar sobre mis rodillas con un suave golpe. En un acto reflejo abracé el bulto, que no paraba de chillar. Volví a respirar y noté el seco olor a nieve.

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