martes, 12 de mayo de 2015

GUERRA MUNDIAL Z


El día 8 de Abril de 2012, nuestra querida amiga Marie-Loup Raffestin reseñó esta novela para LIBROS y hoy reproducimos literalmente su reseña:

"Terminé "GUERRA MUNDIAL Z. Una historia oral de la guerra zombi" de Max Brooks. Me pareció un libro muy interesante porque el autor concilia una historia de zombis con unos buenos momentos de terror y una crítica política y social con muchos puntos de vista diferentes. Y realmente creo que lo más importante del libro es como reacciona la humanidad a esta plaga tan rápida en extenderse y tan peligrosa, se podrían cambiar los zombis por cualquier enfermedad y hay cosas que hacen reflexionar mucho. Lo único que es una pena es que el autor se centre mucho en los militares y por eso, las entrevistas son un poco repetitivas a veces. Pero también hay unas entrevistas muy buenas que conmueven mucho. 
En resumen, un buen libro para las aficionados a los zombis y que puede gustar también a los que aprecian la literatura comprometida." Marie-Loup Raffestin (8 de Abril de 2012)

Como no soy una gran aficionada a la literatura de Ciencia-Ficción, debo fiarme del criterio de esta gran lectora para catalogar una novela que, si bien, por su título no tocaría jamás, me sorprende por su contenido. Os ofrezco un fragmento de esta novela y, cada un@ que tome sus propias decisiones:
"DENVER, COLORADO, ESTADOS UNIDOS

[Mi tren vá retrasado. Están probando el puente levadizo occidental. A Todd Wainio no parece importarle el tener que esperarme en la plataforma. Estrecho su mano bajo el Mural de la Victoria, la imagen más representativa de la experiencia norteamericana en la Guerra Mundial Z. Basado originalmente en una fotografía, la obra muestra a un escuadrón de soldados de pié en la orilla del río Hudson que dá hacia Nueva Jersey, dándole la espalda al observador mientras miran el amanecer sobre Manhattan. Mi anfitrión parece pequeño y frágil al lado de esos enormes iconos bidimensionales. Al igual que casi todos los hombres de su generación, Todd Wainio ha envejecido antes de tiempo. Con una panza amplia, pelo escaso y encanecido, y tres cicatrices profundas y paralelas en su mejilla izquierda, es difícil suponer que este soldado retirado del Ejército de los Estados Unidos está aún, al menos cronológicamente, en sus primeros años de vida.]


El cielo estaba rojo ese día. Era por el humo, la basura que había estado llenando el aire durante todo el verano. Todo se veía envuelto en esta luz de color ámbar, era como mirar al mundo a través de unos anteojos del color del infierno. Así ví por primera vez a Yonkers, un pequeño y deprimido suburbio de clase trabajadora al norte de Nueva York. Creo que nadie jamás había escuchado hablar de ese lugar. Al menos yo no, pero ahora es tan famoso como, digamos, Pearl Harbor… no, no Pearl Harbor… eso fue un ataque sorpresa. Lo nuestro fue más parecido a Little Bighorn, porque nosotros… bueno… al menos la gente a cargo sí sabía lo que pasaba, o deberían haberlo sabido. El hecho es que no fue un ataque por sorpresa, la guerra… o la emergencia, o como quieran llamarla… ya había comenzado. Habían pasado, qué, ¿tres meses desde que todo el mundo se había subido al vagón del pánico? Usted recuerda cómo era todo eso, la gente enloqueciendo… tapiando las entradas de sus casas, robando comida, armas, disparándole a todo lo que se movía. Esos seguramente mataron a más gente, todos esos Rambos, y los incendios, y los accidentes de tránsito y toda esa… toda esa mierda que ahora llamamos el “Gran Pánico”; creo que todo eso mató a más gente que Zack.

Supongo que puedo entender por qué los altos mandos creyeron que una gloriosa batalla final era una buena idea. Querían demostrarle a la gente que todavía tenían el control, querían tranquilizarlos para poder lidiar con el problema de verdad. Los entiendo, y como ellos necesitaban darse su publicidad, yo terminé en Yonkers."