sábado, 21 de febrero de 2015

EL DON APACIBLE


Hay días y semanas que son de reencuentro, después del hallazgo del libro de Jelinek y, ya comenzado Diario de Invierno de Paul Auster, estaba repasando las efemérides literarias del día y un viejo conocido asomó entre los nacimientos y las defunciones, nada más y nada menos que Mijaíl Shólojov y su gran obra, El Don apacible, en un segundo me encontré en la vieja sala de la casa de mis padres leyendo, sin tregua, los cuatro tomos que componen esta obra editados por Reno en los lejanos años 60-70. Esta epopeya cosaca de aventuras, guerra y amor a las orillas del caudaloso Don, padre de la vida de los cosacos y regidor de las estaciones, las cosechas, las bodas, la vida.......la vida de Grishka Malejov una aventura del siglo XX. 

Debo decir, en honor a la verdad, que Shólojov fué considerado un "autor del régimen" y por ello despreciado e incluso se cuestionó la autoría de su gran novela, el Nobel de Literatura le fue otorgado en 1965 para "según las malas lenguas" compensar a la Unión Soviética por el insulto que supuso la concesión del Nobel a Pasternak (feroz crítico del régimen) en 1957. 
Si es verdad o no, ya no me importa, sólo quiero disfrutar de la lectura y El Don apacible es una fuente de disfrute inagotable, os dejo un fragmento del libro III para atestiguarlo:

"Antes, en la época de Napoleón, por ejemplo, resultaba agradable hacer la guerra. Se juntaban dos ejércitos, chocaban y se separaban. No había ni frentes ni trincheras. Ahora, en cambio, el mismo diablo se rompería la cabeza si tratase de comprender las operaciones. Si antes los historiadores mentían, ¡qué embustes dirán cuando hagan la descripción de esta guerra!...¡Esto es un fastidio, y no una guerra! No hay color. ¡Todo es sucio! Algo que no tiene sentido. Yo pondría enfrente, uno a uno, a los que mandan en un lado y en otro y les diría: "Ahí tiene usted, señor Lenin, este suboficial; que le enseñe el manejo de las armas. Y a usted, señor Krasnov, vergüenza debería darle no saber el manejo". Y que peleasen como David y Goliat: Al que ganase le daría el poder. Al pueblo le es igual quién gobierne..."

jueves, 19 de febrero de 2015

LIBERTAD


El 12 de Febrero de 2012, nuestra amiga Mari Dolores Sanchis compartió con nosotros su reseña de este auténtico "novelón" americano, y aquí está:

"Terminé "Libertad" de Jonathan Franzen. Una historia familiar con cierto tono de crítica sobre la guerra de Irak, demócratas y republicanos y, sobre todo la cuestión ecologista de protección de aves. Pero lo que mas me llama la atención es la intención de resaltar el tono conformista de los personajes. La libertad se traduce en cada uno de ellos en hacer y pensar en cada momento lo que le viene en gana, sin ningún cortapisas moral o social, sin reflexionar si ganan o pierden o cuáles serán las consecuencias. Parece que el autor ha querido reflejar la vida americana actual. Para mi sobran mas de 200 páginas y las mejores son las 100 últimas." Mari Dolores Sanchis (12 de Febrero de 2012)

Debo añadir que el estilo narrativo de Franzen me parece exquisito y a través de la familia Berglund nos guía con mano maestra por el proceloso mar de la sociedad norteamericana contemporánea, una sociedad tan compleja en su simplicidad como la misma familia Berglund y su pensamiento. Coincido con Mari Dolores en que la novela tiene demasiada extensión pero esto es un "pecado venial" si tenemos en cuenta la profundidad del tema tratado y que leer a Franzen es un auténtico placer.

Hoy sólo voy a dejar un par de frases como "anzuelo", creo que serán suficientes para inclinar a los indecisos:
"Crees que George Bush de verdad detesta a los gays? ¿Crees que el aborto le importa un carajo personalmente? ¿Crees que Dick Cheney se cree de verdad que Sadam Hussein tramó el 11-S?"

martes, 17 de febrero de 2015

EL SECRETO DE CHRISTINE


Primera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Quirke, forense en el Dublín de los años 50.

RESEÑADO por Noelia Vallina para LIBROS,  el 17 de Febrero de 2015.
Terminado "El secreto de Christine" de Benjamín Black, no sé si ser masoquista y continuar con el segundo de la trilogía...madre mía qué coñazo! Quirke el patólogo protagonista no me gusta, la historia es mediocre y los diálogos no tiene ni pies ni cabeza..., pero oye! que le han dado el Nobel... Me lo pienso... Tanto me aburrió que retomé los mosqueteros..., con eso lo digo todo.


Y esta es mi opinión sobre la primera novela protagonizada por Quirke:
Tenía pendiente a Benjamin Black (imperdonable) y este fin de semana lluvioso, he comenzado a poner remedio a esta carencia.
Ahogado en el Dublín de los años 50 y en la aristocracia bostoniana, encuentro a Quirke un protagonista de los que hacen historia en la novela negra.
Como bien reza la contraportada "la inocencia es el escondite perfecto del crimen" y así transcurre esta magnífica novela, entre inocentes que pagan crímenes que no han cometido y criminales que se esconden tras los hábitos, la judicatura, la medicina y la caridad.
Negra, negrísima¡¡¡
He conocido a Quirke y ya no voy a abandonarlo¡¡¡

Sinopsis (Ed. Alfaguara)
Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014 a John Banville por «su inteligente, honda y original creación novelesca» y a su «otro yo, Benjamin Black, autor de turbadoras y críticas novelas policíacas.»
Dublín, años cincuenta. En un depósito de cadáveres, una turbia trama de secretos familiares y organizaciones clandestinas comienza a desvelarse tras el hallazgo de un cuerpo que nunca tendría que haber estado allí. Una oscura conspiración que abarca ambos lados del Altántico y que acaba envolviendo en un siniestro abrazo, inesperadamente, la vida misma de todos los protagonistas.
Demos la bienvenida a Benjamin Black. Nos encontraremos lo mejor de un extraordinario escritor, John Banville, también entre la niebla, los vapores del whisky y el humo de los cigarrillos de un Dublín convertido en el escenario perfecto para la mejor literatura negra.
Por sus magníficas descripciones de personajes y ambientes, con un lenguaje preciso, elegante e inteligente, John Banville está considerado como el gran renovador de la literatura irlandesa y uno de los más importantes escritores en lengua inglesa de la actualidad.

El secreto de Christine (fragmento)

Se alegró de tomar el paquebote de la tarde, pues no creía que hubiese podido afrontar una despedida matinal. En la fiesta de la noche anterior, uno de los estudiantes de Medicina había aparecido con una petaca de alcohol etílico, que mezcló con naranjas exprimidas, y ella había tomado dos vasos del brebaje. Aún tenía el interior de la boca irritado, y algo parecido al redoble de un tambor constante detrás de la frente. Se había quedado toda la mañana en cama, todavía resacosa, incapaz de dormir, llorando sin descanso casi, oprimiéndose con un pañuelo los labios para acallar los sollozos. Le daba miedo pensar en lo que tenía que hacer a lo largo del día, todo lo que tenía por delante. Sí, estaba asustada.
En Dun Laoghaire estuvo caminando de una punta a otra del espigón, tan agitada que no era capaz de estarse quieta. Colocó el equipaje en el camarote y volvió al muelle a esperar, tal como le indicaron. Ni siquiera sabía por qué accedió a hacer lo que se le había pedido que hiciera. Ya tenía una buena oferta de trabajo en Boston, y ahora surgía en perspectiva un dinero adicional, pero sospechaba que más bien lo hacía por miedo a la Comadrona, que le amedrentó la sola posibilidad de negarse cuando ella le pidió que llevara a la niña consigo. La Comadrona tenía un modo inconfundible de resultar mucho más intimidante cuando hablaba con voz queda. Veamos, Brenda, le había dicho, mirándola con los ojos saltones: Quiero que te lo pienses muy despacio, porque es una enorme responsabilidad. Todo le había resultado extraño, la sensación de náusea en la boca del estómago, la quemazón del alcohol en la boca y el hecho de no ir vestida con su habitual uniforme de enfermera, sino con un dos piezas de lana rosa que había comprado ex profeso para el viaje: un traje pensado especialmente para viajar, como si fuera a casarse, cuando en lugar de una luna de miel iba a tener que ocuparse de la niña, sin que hubiera ni asomo de marido. Eres una buena chica, Brenda, le había dicho la Comadrona con una sonrisilla aún peor que sus miradas. Que Dios te acompañe. E iba a necesitar, y mucho, de Su compañía, pensó melancólicamente: le quedaba la noche en el barco, y al día siguiente el viaje en tren a Southampton, y otros cinco días en alta mar, y ¿después? Nunca había salido del país, salvo una sola vez, cuando era pequeña y su padre se llevó a la familia a pasar el día en la isla de Man.

domingo, 15 de febrero de 2015

QUE EMPIECE LA FIESTEA

Nuestro querido amigo Juan Antonio Carrera Castillo nos ofreció, en el mes de Enero de 2012, esta magnífica reseña que invitaría a cualquiera a sumergirse de lleno en la obra de este italiano que triunfa en el panorama literario europeo y universal. Reproduzco literalmente la reseña:


"He leído Que empiece la fiesta de Niccolò Ammaniti. Un excéntrico millonario italiano organiza una fiesta en un parque de Roma de su propiedad. Los invitados son actrices, cantantes, futbolistas, escritores y gente tan variopinta que en seguida se ve que allí va a pasar de todo y que reflejan una sociedad completamente decadente. Es un libro disparatado y grotesco que se lee entre sonrisas y carcajadas, para pasar un buen rato." Juan Antonio Carrera Castillo (26 de Enero de 2012).


Poco puedo añadir a lo escrito por Juan Antonio, sólo resaltar ese toque surrealista que tiene la novela y el humor ácido que destila en todas sus líneas, aunque en algunos pasajes he llegado a preguntarme si la realidad no supera a la ficción....?

RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS,  el 4 de Diciembre de 2014.
¿Recordáis American Pie, Porky's o Los albóndigas en remojo? Pues los personajes son mucho más disparatados, el humor mucho más ingenioso, la fiesta más salvaje y las chicas... ¡oh, las chicas!
En serio. O más en serio aún. ¿Puede la fiesta más salvaje que va a recordar Roma en muchos años competir con lo mejor del panorama cinematográfico adolescente de todos los tiempos? Rotundamente sí.


Sinopsis (Ed. Anagrama)
El rico constructor Sasà Chiatti organiza en su nueva residencia de Villa Ada, en el corazón de Roma, una fiesta que pasará a la historia como el acontecimiento mundano más grande de la República italiana: bienvenidos a la fiesta del siglo. Entre cocineros búlgaros, ojeadores negros reclutados en la estación Termini, cirujanos estéticos, actrices, futbolistas, tigres, elefantes, el conocido escritor Fabrizio Ciba y las Bestias de Abadón, la desquiciada secta satánica de Oriolo Romano, protagonizan una aventura de héroes y comparsas que dan vida a una grandiosa y disparatada comedia humana. Con su humor irresistible, Ammaniti sabe plasmar los vicios y las pocas virtudes de nuestra época en una novela que se lee con una sonrisa (y con muchas carcajadas) y que no perdona ideales ni sentimientos. Y al final no quedan más que restos de una cultura fatua y cansada, que no es capaz de tomarse en serio ni siquiera su propia ruina.

Que empiece la fiesta (fragmento)

"Fabrizio Ciba tenía cuarenta y un años, pero para todo el mundo era un joven escritor. El epíteto, periódicamente repetido en todos los medios de comunicación, ejercía un influjo milagroso en su cuerpo: no aparentaba más de treinta y cinco años, se mantenía delgado y en forma sin ir al gimnasio, y aunque se emborrachaba todas las noches, seguía teniendo la tripa lisa como una tabla. Lo contrario le ocurría a su editor, Leopoldo Malagò, al que llamaban Leo. Tenía treinta y cinco años pero aparentaba, como poco, diez más. Había perdido el cabello a edad temprana, pero le había quedado una fina pelusa que parecía pegada al cráneo. La columna vertebral se le había torcido siguiendo las formas de una silla Philippe Starck en la que se pasaba sentado diez horas diarias. Las mejillas se le habían descolgado y le cubrían la papada cual piadoso telón. La barba que astutamente se había dejado crecer no era lo bastante espesa para ocultar aquella región montañosa. Tenía un tripón que parecía inflado con compresor. La editorial no escatimaba gastos cuando se trataba de la alimentación de sus editores. Disponían de una tarjeta de crédito especial con la que podían ponerse la botas en los mejores restaurantes, e invitar a escritores, poetas y periodistas a comidas de trabajo. Como resultado de esta política, los editores de Martinelli eran una pandilla de sibaritas obesos, por cuyas venas corrían tan campantes verdaderas constelaciones de moléculas de colesterol. Leo, pese a sus gafitas de concha y a la barba, que lo asemejaban a un judío neoyorquino, y pese a los tersos trajes color verde oliva que vestía, para sus conquistas amorosas debía confiar en su poder, su desenvoltura y su perseverancia obtusa. Lo dicho no valía para las mujeres. Entraban en la editorial como secretarias sosas y con los años iban mejorando merced a las ingentes inversiones que hacían en sus personas. Llegaban a los cincuenta años, sobre todo si desempeñaban cargos representativos, convertidas en tías buenas frías y sin edad. Maria Letizia Calligari era un ejemplo perfecto. Nadie sabía su edad. Unos decían que tenía sesenta bien llevados; otros, que treinta y ocho mal llevados. Nunca llevaba documentos de identidad. Decían las malas lenguas que no conducía por no tener que llevar el carné en el bolso. Antes del Tratado de Schengen iba a la Feria de Frankfurt sola, para que nadie la viera enseñar el pasaporte. Pero una vez cometió un error: un día, en el Salón del Libro de Turín, se le escapó que había conocido a Cesare Pavese....."